
Hay poca información disponible para los consumidores sobre los aditivos enológicos que se le agregan al vino.
En primer lugar si estamos frente a un vino que no proviene de agricultura ecológica o biodinámica tenemos que saber que la viña está expuesta a sustancias químicas como herbicidas, fungicidas y fitosanitarios que matan la vida de la tierra a largo plazo y por consecuencia se enferma el viñedo.
Pero no solo eso, sino que desde la vendimia hasta la botella el vino es sometido a técnicas invasivas y correcciones que modifican su identidad o estado original.
La legislación dice que todas aquellas bebidas que superen 1,2 grados de alcohol no están obligadas a reflejar en su etiquetado las sustancias con las que ha sido elaborado. Pero que tal si esto cambia y salen a la luz todas las sustancias externas que aquí te nombro ¿Podemos seguir llamando vino a un producto tan intervenido?
Fosfato de amonio, diclorhidrato de tiamina, gelatina alimentaria, cola de pescado, caseína, albúmina de huevo, ácido tartárico, ácido cítrico, ácido ascorbico, ácido málico, bicarbonato de potasio, ácido láctico, ácido metatartáico, coresina de pino carrasco, goma arábiga, caramelo, cloruro de plata, Anhidrido sulfuroso, levaduras seleccionadas, taninos en polvo, birutas de roble, caseína, ácido ascórbico, ácido metatártico, goma arábiga, osmosis inmersa, bicarbonto de potacio, entre muchos otros…
Pero, si bien todos estos aditivos son compuestos permitidos, es importante saber que no pertenecen al vino y pueden ser causantes de malestar gástrico, alergias, dolores de cabeza, resaca y pesadez al día siguiente e incluso alergias. No solo eso sino ademas se produce una estandarización de sabores para que sea más vendible en todas las latitudes, contaminándolo con productos añadidos que matan esta materia viva. No se puede hablar de terroir si hay tanta intervención sino de “vinos técnicos”, frutos y objetos de investigación enológica que mutan el vino desnaturalizándolo.
Queda a criterio y filosofía del productor hacer un buen uso de cada cosa o no usarlos y dejar que el vino sea natural y no agregar nada.
También nosotros como consumidores podemos elegir vinos naturales, libres de aditivos, ir a tiendas y wine bars donde ofrecen estos vinos, reconocer los productores que respeten la viña y tengan una baja intervención en la bodega.
La foto que elegí para este e este post es de una botella de Simplemente vino de Stefano Bellotti, uno de los precursores del vino natural en italia, su bodega es CASCINA DEGLI ULIVI y elaboran vinos naturales en agricultura biodinámica, te súper recomiendo que los pruebes.
¿Tu eres del team #noadditivos? ¿Qué opinas de este tema?